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Instituto Nacional Sanmartiniano

205º Aniversario de la Batalla de Chacabuco.

Palabras pronunciadas por el académico sanmartiniano de número doctor Jorge Gabriel Olarte en el acto oficial en conmemoración del 205º aniversario de la Batalla de Chacabuco (1817 - 12 de Febrero - 2022)

Autoridades civiles, eclesiásticas y militares, argentinas y extranjeras.

¡Tengan ustedes buenos días!

No me explayaré en esta evocación del 205º aniversario del triunfo argentino de Chacabuco, como lo harán los otros oradores, refiriéndome a dicha batalla, sino que narraré los acontecimientos previos y posteriores del magno acontecimiento. ¡Será como un alfa y un omega!

Hacía poco que el Coronel Mayor José de San Martín se desempeñaba como Gobernador Intendente de Cuyo, cuando llegó a Mendoza una pésima noticia: el sábado 1ro de octubre de 1814 las tropas chilenas sitiadas en la villa de Rancagua habían sido vencidas y solo un pequeño grupo de valientes había logrado romper el cerco, poniéndose a salvo.

Esa derrota significó el fin de la Patria Vieja nacida el martes 18 de septiembre de 1810, determinando con ello que cientos de patriotas chilenos se exiliaran en Cuyo por  temor a ser encarcelados y/o sufrir otras represalias.

Al enterarse San Martín se dirigió con alimentos a la cordillera a recibirles y a reconfortar a nuestros hermanos caídos en desgracia.

Allí conoció a los dos líderes de la vencida revolución, le agradó la sencillez de Bernardo O'Higgins y todo lo contrario aconteció con José Miguel Carrera.

Informado por el Coronel Juan Gregorio de Las Heras que al mando de "Los Auxiliares Argentinos" había combatido en Chile, de las luchas intestinas mantenidas por éstos, culpable en gran medida de esa derrota, no deseando que ese enfrentamiento continuase en suelo cuyano, a los pocos días ordenó que Carrera y sus hombres abandonasen la provincia de Cuyo y poco tiempo hizo lo propio con O'Higgins y sus partidarios, quienes también marcharon hacia Buenos Aires.

Así, sin preocuparse de internas políticas foráneas, se abocó a crear el glorioso "Ejército de los Andes", cuyo nacimiento fue muy lento, pues las autoridades nacionales en un principio dudaron de su plan de cruzar los Andes y liberar Chile, pero todo ello cambió luego de la declaración de la independencia el martes 9 de julio de 1816 y la asunción del nuevo Director Supremo, Brigadier Juan Martín de Pueyrredón, pues al aceptarse su plan de operaciones, todo se aceleró y en seis meses estuvieron en condiciones de ejecutarlo.

Contó para ello con el patriotismo de los cuyanos, que cubrieron con diversos trabajos, ingenio y patriotismo los faltantes de la inconmensurable provisión de armamentos, pertrechos y equipos enviados por el gobierno nacional presidido por Pueyrredón.

También contó con jefes capaces e incansables que prepararon a las tropas, entre ellos, el General Bernardo O'Higgins quien, con una veintena de compatriotas de su confianza, ha pedido del Libertador, volvieron a Cuyo y se incorporaron al "Ejército de los Andes".

A principios de enero de 1817, partieron del campamento de "El Plumerillo", cinco columnas que, junto a una sexta enviada por el General Manuel Belgrano -Comandante del Ejército Auxiliar del Perú- atravesaron la cordillera por diversos pasos, sorprendiendo al enemigo.

La columna de Los Patos y Uspallata luego del agotador cruce andino, descansaban recuperando fuerzas, como así también sus cabalgaduras, cerca de Chacabuco, creían que combatirían en unos días pero de pronto fueron informados que lo harían en pocas horas.

¿Qué había pasado?, ¿habían sido descubiertos?

San Martín adelantó dos días la batalla por los informes que trajo el baqueano Justo Estay de Santiago de Chile, adonde fue por orden del Libertador: los mismos, confeccionados por la red de espionaje sanmartiniana allí montada, más las observaciones de Estay sobre el desplazamiento del enemigo, lo decidieron a combatir el miércoles 12 de febrero de 1817.

Como recordó el historiador Diego Barros Arana, San Martín expresó años más tarde que al valeroso chileno Justo Estay le correspondía parte de la gloria de Chacabuco.

Expresa Bartolomé Mitre que, desenvolviéndose la batalla de acuerdo a lo planificado por el Libertador contando con "tener la victoria en el bolsillo", de pronto al primer el corazón sobre la mente del valiente O'Higgins, éste contrarió sus órdenes y en vez de "tocar y retirarse", ordenó a sus hombres atacar a bayoneta calada.

San Martín al ver comprometido su plan, picó espuelas parando así su caballo en dos patas y extendiendo el brazo sobre la Cuesta Nueva, en la actitud que lo representa esta estatua del gran escultor francés Luis Joseph Daumas, gritó a su ayudante de campo, Álvarez de Condarco:

"¡Corra usted y diga al general Soler que cargue lo más pronto posible sobre el flanco del enemigo"!.

Y a continuación, a la cabeza del quinto escuadrón de granaderos a caballo que comandaba el Sargento Mayor Mariano Necochea, San Martín descendió desprendiendo cientos de guijarros por lo pronunciado de la pendiente, portando la bandera del Ejército de los Andes -como recordaría años más tarde el General Rufino Guido-, logrando restablecer el orden del combate y el triunfo argentino no tardó mucho en concretarse.

Al mes del triunfo, el miércoles 12 de marzo de 1817 por orden del Director Supremo de Chile, se rebautizaron los dos fuertes del Cerro Santa Lucía que erigió el ex Capitán General Francisco Marcó del Pont para dominar sus cañones la ciudad, con el nombre de los capitanes Manuel Hidalgo, granadero, y José Ignacio González, caídos en combate.

El "Castillo Hidalgo" como se lo conoce en el presente, es una atracción turística y un hermoso complejo de convenciones y eventos de Santiago de Chile.

El Brigadier Bernardo O'Higgins redactó cuatro sentidas cartas el 1ro de abril de 1817 a diferentes mandatarios, informándoles la liberación de su Patria.

Al Presidente de los Estados Unidos de América, le expresó:

"Después de haber sido restaurado el reino hermoso de Chile por las armas de las Provincias Unidas del Río de la Plata, el 12 de febrero del corriente año, bajo las órdenes del valiente General don José de San Martín, y elevado como he sido por la voluntad del pueblo a la Suprema Dirección del Estado, es de mi deber anunciar al mundo un nuevo asilo en estos países a la industria, a la amistad y a los ciudadanos de todas las naciones del globo..."

Así le informó la buena nueva al rey de Holanda:

"La victoria de las armas de las Provincias Unidas del Río de la Plata en la Cuesta de Chacabuco, el 12 de febrero del corriente año, cuyo detalle tengo el honor de incluir a V.M., arrancó del poder de los españoles el dominio del reino de Chile, que la suerte de la guerra puso en sus manos contra la voluntad y esfuerzo de sus habitantes.

Al restaurarse, pues, la libertad de este suelo, la expresión libre de los pueblos me ha honrado con la Suprema Dirección, imponiéndome como el más agradable deber elevar a V.M. el homenaje de sus respetos y alta consideración.

Los inmensos recursos de este Estado y la firme alianza subsistente con la nación argentina limítrofe, abren un campo vasto al engrandecimiento y prosperidad de la América Meridional; pero, conducidos los pueblos por un sistema liberal conforme a la ilustración del siglo, los puertos de Chile se abren desde hoy al comercio con todas las naciones industriosas del globo..."

Al Zar y Emperador de las Rusias, O'Higgins le informó la victoria de este modo:

"Restaurado el reino de Chile del poder de los españoles por las armas de las Provincias Unidas del Río de la Plata, en la batalla de Chacabuco, cuyo detalle tengo el honor de acompañar a V.M.I. ..."

Mientras que al Príncipe Regente de Inglaterra, se lo comunicó de esta forma:

"Las armas patriotas han rescatado el reino de Chile (oprimido por los españoles), cuyo detalle tengo el honor de incluir a V.A.R.; y confiándoseme por el voto de sus habitantes el cargo de Director Supremo, me han impuesto el agradable y honroso deber de elevar a V.A.R. el homenaje de sus respetos..."

Chacabuco, a mi modesto entender, es una victoria extraordinaria, obtenida por una fuerza militar agotada por el esfuerzo significativo de haber cruzado la imponente Cordillera de los Andes, pocas horas antes.

La misma, es un mensaje que nos llega de ese glorioso pasado: con una férrea y patriótica conducción, todo es posible.

¡Estará en nosotros estar a la altura de tan magno legado!

Doctor Jorge Gabriel Olarte. Académico de número de la Academia Sanmartiniana.