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Instituto Nacional Sanmartiniano

Mayo en la vida del General San Martín

Antes y después de un mes fundamental para las primeras páginas de la Historia Argentina.

Los argentinos recordamos en estos días el momento culminante de la Semana de Mayo de 1810; en particular el día 22 (cuando un Cabildo Abierto decidió que Baltasar Hidalgo de Cisneros ya no fuera virrey) y el 25 (cuando una Junta Provisional asumió los destinos de las Provincias Unidas del Río de la Plata por medio de un poder ejecutivo pluripersonal compuesto por criollos y españoles, siendo mayoría los primeros).

Se iniciaba, de este modo, el proceso independentista que vería su culminación el 9 de julio de 1816.

San Martín, por entonces, estaba en los meses finales de sus servicios brindados por largos años al ejército de España. En 1811 pediría la baja para volver a América y poner toda su experiencia militar al servicio de la reactivación de un proceso revolucionario que se hallaba estancado.

Esto convirtió a San Martín, en los hechos, en quien salvó a la Revolución de Mayo, mantuvo vivo su espíritu insuflando los ánimos para garantizar la Independencia definitiva de la Argentina y lograr la libertad de Chile y Perú del yugo absolutista de Fernando VII.

Detallaremos en este artículo algunos hechos salientes vividos por el General San Martín durante el mes de mayo de distintos años, antes y después del memorable 1810[1].

Y lo culminaremos con un breve homenaje al Dr. José Pacífico Otero, fundador del hoy Instituto Nacional Sanmartiniano. Un hombre que no sólo desarrolló un esmerado y documentado estudio sobre la vida del Padre de la Patria, sino que, asimismo, dedicó su pluma entusiasta a escribir sobre la Revolución de Mayo.

1808

En ese mes tan difícil para España, inmortalizado en el dramático óleo de Francisco de Goya y Lucientes conocido por los títulos alternativos (“El 3 de mayo en Madrid”, “Los fusilamientos en la montaña del Príncipe Pío”​ o “Los fusilamientos del tres de mayo”)[2], San Martín vive un hecho conmocionante que lo marcará de por vida: en medio de los ánimos caldeados por el estado de guerra ya indisimulable entre España y Francia, una muchedumbre enardecida captura y mata al general Francisco Solano, superior de San Martín, y casi lo lincha a él cuando estaba intentando defender la residencia, situación de la que se salva por la ayuda de un compañero de armas. El futuro Libertador lamentará hasta su muerte el penoso final que había tenido Solano y conservará un pequeño retrato de su malogrado jefe y amigo por el resto de sus días[3]. Su aversión por las guerras civiles y la forma presurosa en que abandonará París al estallar la revolución en 1848 temiendo que algo les pasara a su hija, yerno y nietas, sin duda tienen su fundamento originario en tan traumático episodio.

1811

Muchos historiadores sostienen que el 16 de mayo San Martín libra su última batalla al servicio del ejército en el que se había formado: Albuera[4]. Españoles, ingleses y portugueses, coaligados, vencen a la Francia del emperador Napoleón I. Poco después, San Martín pedirá la baja explicando esta decisión varios años más tarde en la que podría ser considerada una breve autobiografía:

“Yo serví en el Ejército español en la Península desde la edad de trece a treinta y cuatro años, hasta el grado de teniente coronel de Caballería. En una reunión de americanos en Cádiz, sabedores de los primeros movimientos acaecidos en Caracas, Buenos Aires, etc., resolvimos regresar cada uno al país de nuestro nacimiento, a fin de prestarle nuestros servicios en la lucha, pues calculábamos se había de empeñar.”[5].

1816

El 2 de mayo el Congreso de Tucumán elige Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata a Juan Martín de Pueyrredón, lo que constituye un triunfo para San Martín y lo exhibe como un hábil político con gran ascendencia sobre los diputados de Cuyo al Congreso y un activo accionar de la Logia Lautaro. Pueyrredón ayudará en cuanto pueda al comandante del Ejército Libertador desde esta responsabilidad gubernativa.

Mientras tanto Antonio González Balcarce, director interino, remite un oficio a San Martín el día 31 solicitándole un plan de operaciones para llevar adelante la Campaña de Chile.

1818

El 11 de mayo San Martín llega a Buenos Aires con la misión de entrevistarse con el Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón y abordar los pasos a dar en la campaña del Perú.

1820

El 3 de mayo el gobierno de Chile designa a San Martín al mando de la expedición al Perú, lo que constituye un fuerte respaldo luego del obtenido por el Libertador tras el Acta de Rancagua del 2 de abril de ese mismo año. Será secundado por jefes militares destacados como Antonio Álvarez de Arenales, Toribio de Luzuriaga y Juan Gregorio de Las Heras.

1824

En los momentos iniciales de su exilio, el 8 de mayo, tras una breve permanencia en Southampton, San Martín inicia un viaje por distintos lugares de las Islas británicas que durará hasta diciembre. Su visita por Escocia será trascendente: allí será presentado en sociedad por Lord Fiffe y honrado posteriormente con la ciudadanía honorífica de Banff.

1846

El 10 de mayo el Libertador le escribe a Juan Manuel de Rosas, gobernador de Buenos Aires y por entonces encargado de las relaciones exteriores de la Confederación Argentina. Lo hace con motivo del combate naval de la Vuelta de Obligado contra la escuadra bloqueadora anglo-francesa. Dice San Martín: “Ya sabía la acción de Obligado. Los interventores habrán visto lo que son los argentinos. A tal proceder no nos queda otro partido que cumplir con el deber de los hombres libres, sea cual fuere la suerte que nos depara el destino, que por mi íntima convicción, no sería un momento dudosa en nuestro favor si todos los argentinos se persuadiesen del deshonor que recaerá sobre nuestra patria si las naciones europeas triunfan en esta contienda, que en mi opinión es de tanta trascendencia como la de nuestra emancipación de España.” (…) “nunca me ha sido más sensible que el estado precario de mi salud me prive en estas circunstancias de ofrecer a mi patria mis servicios para demostrar a nuestros compatriotas que ella tiene aún un viejo servidor cuando se trata de resistir a la agresión la más injusta de que haya habido ejemplo.”[6]

1880

El 13 de mayo el Congreso Nacional establece que será feriado el día en que se produzca el desembarco de los restos del General San Martín, cumpliendo con su voluntad testamentaria de que su corazón “fuese depositado en el de Buenos Aires”[7]. Dispone que una división formada por las cañoneras Paraná, Constitución y Bermejo se trasladen a Montevideo para escoltar al buque Villarino, encargado del traslado de los restos del Libertador.

El 17 de mayo Máximo Santos, presidente de la República Oriental del Uruguay, dicta un decreto autorizando el desembarco de los restos del hombre que ya había pisado ese suelo en 1829, frustrado amargamente su deseo de regresar a una Argentina envuelta en las guerras civiles por las que él sentía tanta aversión, y partiendo hacia su exilio definitivo. El mandatario uruguayo había tomado esta decisión a solicitud de los argentinos residentes en Montevideo que deseaban rendirle honores al Padre de la Patria.

1885

El 29 de mayo Josefa Balcarce y San Martín de Gutiérrez Estrada, nieta del Libertador, le escribe a Bartolomé Mitre para manifestarle que a la brevedad le remitirá documentación de su abuelo que será de utilidad para escribir sobre la Campaña Libertadora, señalando que, una vez utilizada la misma, ésta sea entregada al Archivo o Biblioteca Nacional para su conservación.

1931

El 25 de mayo, por iniciativa del doctor José Pacífico Otero, se coloca en la casa de Grand Bourg, Francia, una placa conmemorativa en honor al General San Martín.

Poco menos de dos años después de ese gesto, el 5 de abril de 1933, el doctor Otero funda, en compañía de otras personalidades destacadas, el hoy Instituto Nacional Sanmartiniano y se convierte en su primer presidente.

El 14 de mayo de 1937, afectado en su salud y sin por ello dejar de trabajar un solo día, fallece el doctor Otero.

Imbuido de un profundo patriotismo, el mes de mayo fue objeto de su interés como historiador erudito. Días antes de su muerte, el doctor Otero compuso en una noche un Himno a San Martín que dice así:

“Falanges de patriotas – Falanges de argentinos – Saludan en tu día, tu nombre, tu memoria – henchidos de epopeya los pechos diamantinos – Exaltan jubilosos tus lauros, tu victoria.

El Plata fue tu cuna, naranjos y palmeras – Crecieron en tu predio, el predio misionero – Colinas y cuchillas, recuerdos de cimeras – Realzaron los barrancos, los prados, los oteros.

Tu vocación de hombre, tu genio de guerrero – Abrióse como Arcano en playas iberianas – Y entre Cádiz y África fijóse el derrotero – De tu guerrear sin límite, de tus ansias tempranas.

Pero tu gloria íntima, tu palpitar ardiente – Rompía las barreras, flotaba sobre mares – El acero pedido, vengador y valiente, - Te descubrió otros mundos, te señaló otros lares.

Alumbramiento insólito un ruido de marea – Convulsionó a las India, le predijo su hora – Y al eco de estos gritos y al abrirse su era – La lejanía atlántica el Plata fue tu aurora.”.[8]

No llegó a escribir la última estrofa, pero, hasta sus últimos instantes vitales, se dedicó a evocar al prócer que admiraba con devoción: el General José Francisco de San Martín, Padre de la Patria, Libertador de la Argentina, Chile y Perú.

El hombre que no estuvo en la Argentina en la Semana de Mayo de 1810, pero que se enteró de que la tierra que lo había visto nacer lo necesitaba.

Por eso regresó, reimpulsó a la Revolución y la salvó. Y con ella, también lo hizo con “la libertad naciente de medio continente”.

INSTITUTO NACIONAL SANMARTINIANO.

[1] La fuente principal para la selección de los acontecimientos que hemos considerado más relevantes es: YABEN, Jacinto R.: Efemérides Sanmartinianas. Tercera Edición. INSTITUTO NACIONAL SANMARTINIANO, Buenos Aires, 1978.

[2]Para mayor información sobre esta obra, recomendamos consultar el siguiente artículo, que a su vez detalla las fuentes consultadas: https://www.museodelprado.es/aprende/enciclopedia/voz/3-de-mayo-de-1808-en-madrid-los-fusilamientos-de/f0f52ca5-546a-44c4-8da0-f3c2603340b5

[3] A los efectos de profundizar sobre este episodio, se encuentran online artículos de divulgación firmados por distintos autores (v.g.: Rogelio Alaniz, Carlos Campana y otros autores). Una explicación detallada sobre este desgraciado suceso puede leerse en: PETTENGHI, José: “San Martín en Cádiz, camino de América”. En: INSTITUTO ESPAÑOL SANMARTINIANO: Vida española del General San Martín. Madrid, 1994, páginas 181 a 186.

[4]Otros destacan que San Martín no participó de esta batalla.

[5]Carta dirigida por San Martín al mariscal peruano Ramón Castilla, escrita en Boulogne-sur-Mer el 11 de septiembre de 1848. En: FAVALORO, René G.: ¿Conoce usted a San Martín?. Torres Agüero Editor, Buenos Aires, 1986, página 24.

[6]YABEN, Jacinto R.: Efemérides Sanmartinianas

[7]Cláusula cuarta del Testamento ológrafo del General San Martín fechado el 23 de enero de 1844: “Prohíbo el que se me haga ningún género de Funeral, y desde el lugar en que falleciere, se me conducirá directamente al cementerio sin ningún acompañamiento, pero sí desearía, el que mi corazón fuese depositado en el de Buenos Aires”.

[8] San Martín. Revista del Instituto Sanmartiniano. Año III. Buenos Aires, enero-junio de 1937.