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Instituto Nacional Sanmartiniano

"Si somos libres, todo nos sobra"

En un nuevo aniversario del fallecimiento del Libertador, conocé el pensamiento vivo de San Martín a través de sus propias palabras. Ciento cincuenta frases del Padre de la Patria extractadas de sus cartas y oficios.

Los siguentes pensamientos y frases del Libertador San Martín están extractados de las cartas y oficios que integran el "Archivo de los Documentos del General San Martín", publicado por Alejandro Rosa, la "Correspondencia del General San Martín", recopilada por Adolfo P. Carranza, documentos existentes en el Archivo General de la Nación, y otras fuentes de consulta igualmente responsables.

Estos pensamientos representan las normas de una vida de excepción, consagrada a consolidar la dignidad del hombre, en base a los austeros principios con que acuñó la libertad de medio continente. ¡Conocé al Libertador a través de sus propias palabras!

  1. La seguridad de los pueblos a mi mando es el más sagrado de mis deberes (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 26 de enero de 1815, t. II, p. 232).

  2. Mi vida es lo menos reservado que poseo; la he consagrado a vuestra seguridad; la perderé con placer por tan digno objeto (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 1 de octubre de 1815, t. II, p. 253). 

  3. Primero es ser que obrar. Las armas nos dan por ahora la existencia. Asegurada ésta por los esfuerzos militares, podremos entonces dedicarnos al interesante cultivo de las letras (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 30 de diciembre de 1815, t. II, p. 280).

  4. Es cierto que tenemos que sufrir escasez de dinero, paralización del comercio y la agricultura, arrostrar trabajos y ser superiores a todo género de fatigas y privaciones; pero todo es menos que volver a uncir el yugo pesado e ignominioso de la esclavitud (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 31 de marzo de 1815, t. II, p. 404).

  5. No perdonaré sacrificio que conduzca al restablecimiento de nuestras pasadas desgracias, siguiendo constantemente las huellas de dignidad y de prudencia que ha dejado estampadas en su marcha gloriosa el pueblo, cuyos solemnes votos me han constituído (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 20 de mayo de 1815, t. II, p. 417).

  6. La unión y la confraternidad, tales serán los sentimientos que hayan de nivelar mi conducta pública cuando se trate de la dicha y de los intereses de los otros pueblos (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 20 de mayo de 1815, t. II, p. 417).

  7. El genio del orden y el acierto presiden las deliberaciones del pueblo de Mendoza (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 10 de enero de 1817, t. II, p. 528).

  8. La moderación y la buena fe, tales los fundamentos sobre los que apoyo mis esperanzas de ver estrechados los vínculos sagrados que nos unen, y de no aventurar un solo paso que pueda romperlos o debilitarlos (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 20 de mayo de 1815, t. II, p. 417).

  9. Mis necesidades están más que suficientemente atendidas con la mitad del sueldo que gozo (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 22 de noviembre de 1815, t. II, p. 462).

  10. Si es un deber de los magistrados para conservar la tranquilidad pública, separar de entre los buenos ciudadanos a los que por su interés particular, o por su error de ideas atentan contra los derechos de los demás; no es menos dispensarles su protección, si arrepentidos exigen indulgencia (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 13 de marzo de 1816, t. II, p. 496).

  11. Las cárceles no son un castigo sino el depósito que asegura al que deba recibirlo. Y ya que las nuestras, por la educación, están muy lejos de equipararse a la policía admirable que brilla en los otros países cultos, hagamos lo posible para llegar a imitarles (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 25 de marzo de 1816, t. II, p. 499).

  12. Conozca el mundo que el genio americano abjura con horror los crueles hábitos de sus antiguos opresores, y que el nuevo aire de libertad que empieza a respirarse, extiende su benigno influjo a todas las clases del Estado (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 25 de marzo de 1816, t. II, p. 499).

  13. Lo que no me deja dormir es no la oposición que puedan oponer los enemigos sino el atravesar estos inmensos montes (Archivo General de la Nación: Carta al general Guido, 14 de junio de 1816, Legajo Nº 1, S. VII, C. 2, A 5, Nº 13).

  14. El pueblo jamás se empieza a mover por raciocinio sino por hechos (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Santiago, 1 de enero de 1819, t. VII, p. 163).

  15. Mi existencia la sacrificaría antes que echar una mancha sobre mi vida pública, que se pudiera interpretar por ambición (Archivo General de la Nación: Carta al general Guido, 24 de abril de 1819, Legajo Nº 1, S. VII, C. 2, A 5, Nº 13).

  16. Toda conmoción popular tiene tres tiempos difíciles. En los momentos antes de la ejecución se suele pecar por imprudencia, en el acto de la ejecución por debilidad, y en los momentos posteriores por nimia o necia confianza. Por consiguiente, es fácil advertir que jamás deben dirigir un plan de revolución sino las personas más precisas y decididas, siendo el secreto su único misterio (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Santiago, 1 de enero de 1819, t. VII, p. 164).

  17. La reputación del generoso puede comprarse muy barato; porque no consiste en gastar sin ton ni son sino en gastar con propiedad (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Santiago, 1 de enero de 1819, t. VII, p. 165).

  18. Corno hombre público y privado he tenido siempre derecho a ser creído (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, 18 de septiembre de 1821, t. VII, p. 332).

  19. Por inclinación y principios amo el gobierno republicano y nadie, nadie lo es más que yo (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Borrador autógrafo de San Martín a Guido, t. VI, p. 513).

  20. Mi sable jamás saldrá de la vaina por opiniones políticas (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 13 de marzo de 1819, t. VI, p. 149).

  21. Las revoluciones abren un campo inmenso a la maledicencia, y sus principales tiros se dirigen principalmente contra los hombres que tienen la desgracia de mandar (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Rancagua, 16 de marzo de 1820, t. IX, p. 145).

  22. El conocimiento exacto que tengo de América, me dice que un Wáshington o un Franklin que se pusiese a la cabeza de nuestros gobiernos, no tendría mejor suceso que el de los demás hombres que han mandado, es decir, desacreditarse empeorando el mal (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Bruselas, 8 de mayo de 1830, t. IX, p. 355)

  23. El mejor gobierno, no es el más liberal en sus principios sino aquel que hace la felicidad de los que obedecen empleando los medios adecuados a este fin (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Grand Bourg, 26 de septiembre de 1846, t. IX, p. 399).

  24. En mis providencias malas o buenas, jamás ha tenido parte la personalidad y sí, sólo el objeto del bien e independencia de nuestro suelo (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Borrador autógrafo, t. IX, p. 512).

  25. En las guerras civiles el sistema de reputar enemigo al que no es de la misma opinión, es la ley suprema (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, París, 26 de diciembre de 1835, t. X, p. 46).

  26. Suponiendo que la suerte de las armas me hubiese sido favorable en la guerra civil, yo habría tenido que llorar la victoria con los mismos vencidos (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Proclama a los Habitantes de las Provincias del Río de la Plata, Valparaíso, 22 de julio de 1820, t. X, p. 390).

  27. La presencia de un militar afortunado (por más desprendimiento que tenga) es temible a los Estados que de nuevo se constituyen (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Proclama a los Peruanos, Pueblo Libre, 20 de septiembre de 1822, t. X, p. 356).

  28. Os ruego que aprendáis a distinguir los que trabajan por vuestro bien, de los que meditan vuestra ruina: no os expongáis a que los hombres de bien os abandonen al consejo de los ambiciosos (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Proclama a las Provincias del Río de la Plata, Valparaíso, 22 de julio de 1820, t. X, p. 390).

  29. Deseo que todos se ilustren en los sagrados libros que forman la esencia de los hombres libres (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 17 de marzo de 1817, t. X, p. 440).

  30. No hay juez más parcial que el amor propio; si alguno tengo, es el de haber dirigido bien las operaciones de esta campaña (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 7 de octubre de 1818, t. XI, p. 86).

  31. Los soldados de la patria no conocen el lujo, sino la gloria (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Proclama a los Habitantes de Lima, t. XI, p. 385).

  32. Administrar recta justicia a todos, recompensando la virtud y el patriotismo, y castigando el vicio y la sedición en donde quiera que se encuentren, tal es la norma que reglará mis acciones (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Lima, 2 de agosto de 1821, t. XI, p. 421).

  33. La seguridad individual del ciudadano y la de su propiedad deben constituir una de las bases de todo buen gobierno (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Lima, 7 de agosto de 1821, t. XI, p. 427).

  34. Dios conserve la armonía, que es el modo de que salvemos la nave (Carlos A. Pueyrredón: La Campaña de los Andes, Buenos Aires, 1942; Carta a Pueyrredón, Mendoza, 4 de septiembre de 1818, texto del facs., 144).

  35. Estoy convencido que cuando los hombres no quieren obedecer la ley, no hay otro arbitrio que el de la fuerza (Archivo General de la Nación, Leg. cit. Carta a Guido, 17 de diciembre de 1835).

  36. Miro como bueno y legal todo gobierno que establezca el orden de un modo sólido y estable (Archivo General de la Nación, Leg. cit. Carta a Guido, 17 de diciembre de 1835).

  37. Buenos Aires ha principiado y sostenido con magnanimidad la grandiosa empresa de una Patria (Papeles del Brigadier General Guido, Buenos Aires, 1882, Carta a Pueyrredón, Mendoza, 26 de noviembre de 1818, p. 167).

  38. La situación de este país es tal que al hombre que lo mande, no le queda otra alternativa que la de someterse a una facción o dejar de ser hombre público (Adolfo P. Carranza: Correspondencia del General San Martín, Buenos Aires, 1911; Carta a O'Higgins, Montevideo, 5 de abril de 1829, p. 18).

  39. La historia y la experiencia de nuestra revolución me han demostrado, que jamás se puede mandar con más seguridad a los pueblos que después de una gran crisis (Adolfo P. Carranza: Correspondencia del General San Martín, Buenos Aires, 1911; Carta a O'Higgins, Montevideo, 5 de abril de 1829, p. 18)

  40. Estoy firmemente convencido, que los males que afligen a los nuevos Estados de América no dependen tanto de sus habitantes como de las constituciones que los rigen. Si los que se llaman "legisladores en América hubieran tenido presente, que a los pueblos no se les debe dar las mejores leyes, pero sí las mejores que sean apropiadas a su carácter, la situación de nuestro país sería diferente (Adolfo P. Carranza: Correspondencia del General San Martín, Buenos Aires, 1911; París, 13 de septiembre de 1833, p. 39).

  41. EI empleo de la fuerza, siendo incompatible con nuestras instituciones, es, por otra parte, el peor enemigo, que ellas tienen (Adolfo P. Carranza: Correspondencia del General San Martín, Buenos Aires, 1911; Bruselas, 12 de mayo de 1830, p. 121).

  42. Todo cálculo en revolución es erróneo; los principios admitidos como axiomas son, por lo menos, reducidos a problemas. Las acciones más virtuosas son tergiversadas y los desprendimientos más palpables son actos de miras secundarias; así es que no puede formarse un plan seguro, y al hombre justo no le queda otro recurso, en medio de las convulsiones de los Estados, que proponerse por parte de su conducta "obrar bien": la experiencia me ha demostrado que ésta es el ancla de esperanza en las tempestades políticas (Adolfo P. Carranza: Correspondencia del General San Martín, Buenos Aires, 1911; Bruselas, 1 de enero de 1825, p. 147).

  43. No soy de los que creen que es necesario dar azotes para gobernar, pero sí, el que las constituciones que se den a los pueblos estén en aptitudes y género de vida (Adolfo P. Carranza: Correspondencia del General San Martín, Buenos Aires, 1911; Grand Bourg, 30 de agosto de 1842, p. 199).

  44. Mi barómetro para conocer las garantías de tranquilidad que ofrece un país, las busco en el estado de su hacienda pública y, al mismo tiempo, en las bases de su gobierno (Adolfo P. Carranza: Correspondencia del General San Martín, Buenos Aires, 1911; Grand Bourg, 30 de septiembre de 1846, p. 221).

  45. Un buen gobierno no está asegurado por la liberalidad de sus principios, pero sí por la influencia que tiene en la felicidad de los que obedecen (Adolfo P. Carranza: Correspondencia del General San Martín, Buenos Aires, 1911; Carta al General Andrés Santa Cruz. Borrador autógrafo, sin fecha, p. 333).

  46. No se debe hacer promesa que no se pueda o no se deba cumplir (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Santiago, 1 de enero de 1819, t. VII, p. 165).

  47. La marcha de todo Estado es muy lenta; si se precipita, sus consecuencias son funestas (Carta a D. Pedro Palazuelos, Grand Bourg, 25 de agosto de 1844).

  48. Protesto a nombre de la independencia de mi patria no admitir jamás mayor graduación que la que tengo, ni obtener empleo público, y el militar que poseo renunciarlo, en el momento en que los americanos no tengan enemigos (El Censor, Nº 68, p. 7; 12 de diciembre de 1816).

  49. No nos ensoberbezcamos con las glorias, y aprovechemos la ocasión de fijar la suerte del país de un modo sólido y tranquilo (Santiago, 29 de febrero de 1817, en Bartolomé Mitre: Obras Completas, Buenos Aires, 1940, vol. V, p. 277).

  50. La religiosidad de mi palabra como caballero y como general, ha sido el caudal sobre que han girado mis especulaciones (Lima, 9 de agosto de 1821, en Bartolomé Mitre: Obras Completas, Buenos Aires, 1940, vol. V, p. 614).

  51. Si alguna cosa es capaz de gloriarme en los sucesos felices que ha tenido el ejército de los Andes, es la idea de la suerte próspera que se presenta a la América en medio de los triunfos que han adquirido sus armas (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 8 de marzo de 1817, t. II, p. 529).

  52. Me he consagrado ardientemente a la causa de la revolución. Ni mi salud valetudinaria, ni sacrificio alguno es capaz de arredrarme (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 18 de mayo de 1816, t. III, p. 210).

  53. Siempre hubiera sido estéril mi esfuerzo para llevar las armas de la patria al triunfo contra sus enemigos, si el virtuoso y magnánimo pueblo de Buenos Aires, no hubiese apurado sacrificios en auxilio del ejército (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 3 de abril de 1817, t. III, p. 450).

  54. Después de la desgracia del 19 [Cancha Rayada], fué la naturaleza quien halló y desplegó a mi vista el espectáculo del sentimiento más encantador que se puede gozar sobre la tierra: Yo juro delante de Dios y de la América que no será nominal mi reconocimiento (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Buenos Aires, 25 de junio de 1818, t. III, p. 649).

  55. Ante la causa de la América está mi honor; yo no tendré patria sin él y no puedo sacrificar un don tan precioso por cuanto existe en la tierra (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Santiago, 16 de enero de 1819, t. IV, p. 391).

  56. No hay respeto humano que deba guardarse cuando se trata de la seguridad y libertad americanas (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Curimón, Villa de los Andes, 28 de enero de 1819, t. IV, p. 396).

  57. Desde el momento que presté mis primeros servicios a la América del Sur, no me ha acompañado otro objeto que su felicidad, éste es el norte que me ha dirigido y dirigirá hasta el fin de mis días (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 11 de mayo de 1819, t. IV, p. 458).

  58. Estoy al cabo de los grandes sacrificios que ha hecho ese pueblo y toda la provincia [Cuyo] que sólo pueden ser compensados con el conocimiento eterno de millares de generaciones americanas (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 22 de octubre de 1819, t. IV, p. 478).

  59. El amor a la patria me hace echar sobre mí toda responsabilidad si contribuyo a salvarla, aunque después me ahorquen (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 28 de julio de 1819, t. IV, p. 503).

  60. Todo buen ciudadano tiene una obligación de sacrificarse por la libertad de su país (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 4 de septiembre de 1818, t. IV, p. 599).

  61. Mi objeto desde la revolución no ha sido otro que el bien y felicidad de nuestra patria y al mismo tiempo el decoro de su administración (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 11 de mayo de 1819, t. IV, p. 618).

  62. Querer contener con la bayoneta el torrente de la opinión universal de la América, es como intentar la esclavitud de la naturaleza (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Santiago, 11 de abril de 1818, t. V, pp. 43-44).

  63. Anhelo sólo al bien de mis semejantes: procuro el término de la guerra; y mis solicitaciones son tan sinceras a este sagrado objeto, como firme mi resolución, si son admitidas, de no perdonar sacrificio por la libertad, por la seguridad y por la dignidad de la patria (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Santiago, 11 de abril de 1818, t. V, p. 45).

  64. La desgracia puede repararse habiendo juicio (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 24 de enero de 1816, t. V, p. 530).

  65. Hagamos justicia a nuestra ignorancia y que el orgullo no nos precipite en el abismo (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 24 de abril de 1816, t. V, p. 536).

  66. ¿Y quién hace zapatos me dirá usted? Andemos con ojotas; más vale esto a que nos cuelguen, y peor que esto, perder el honor nacional (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 12 de mayo de 1816, t. V, p. 539).

  67. Cuando me propuse derramar mi sangre por los intereses de nuestra causa, fué en el concepto de hacer su defensa con honor y como un militar, pero jamás me envolveré en la anarquía y desórdenes que son necesarios, y que deben manchar los párrafos de nuestra revolución (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 10 de septiembre de 1816, t. V, p. 631).

  68. Divididos seremos esclavos: unidos estoy seguro que los batiremos: hagamos un esfuerzo de patriotismo, depongamos resentimientos particulares, y concluyamos nuestra obra con honor (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 13 de marzo de 1819, t. VI, p. 148).

  69. Cada gota de sangre americana que se vierte por nuestros disgustos me llega al corazón (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 13 de marzo de 1819, t. VI, p. 151).

  70. Puedo asegurar que en mis providencias malas o buenas, jamás ha tenido parte la personalidad y sólo el objeto del bien e independencia de nuestro suelo (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Borrador autógrafo, t. IX, p. 512).

  71. Sólo deseo la independencia de América del gobierno español, y que cada pueblo, si es posible, se dé la forma de gobierno que crea mas conveniente (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Huaura, 17 de diciembre de 1820, t. X, p. 311).

  72. El placer de un triunfo para un guerrero que pelea por la felicidad de los pueblos, sólo lo produce la persuasión de ser un medio para que gocen de sus derechos (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Lima, 20 de septiembre de 1822, t. X, p. 354).

  73. El general San Martín jamás derramará la sangre de sus compatriotas, y sólo desenvainará la espada contra los enemigos de la independencia de Sud América (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Valparaíso, 22 de julio de 1820, t. X, p. 390).

  74. Presencié la declaración de la independencia de los Estados de Chile y el Perú: existe en mi poder el estandarte que trajo Pizarro para esclavizar el imperio de los Incas, y he dejado de ser hombre público; he aquí recompensados con usuras diez años de revolución y guerra. Mis promesas para con los pueblos en que he hecho la guerra están cumplidas: hacer su independencia y dejar a su voluntad la elección de sus gobiernos. (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Proclama a los Peruanos, Pueblo Libre, 20 de septiembre de 1822, t. X, p. 356).

  75. Siempre estaré pronto a hacer el último sacrificio por la libertad del país, pero en clase de simple particular y no más (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Proclama a los Peruanos, Pueblo Libre, 20 de septiembre de 1822, t. X, p. 356).

  76. En el último rincón de la tierra en que me halle estaré pronto a sacrificar mi existencia por la libertad (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Proclama a los chilenos, Borrador autógrafo, 1819, t. X, p. 461).

  77. Juremos no dejar las armas de la mano hasta ver el país enteramente libre o morir con ellas como hombres de coraje (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Proclama al Ejército de los Andes, Mendoza, 1819, t. X, pp. 461-462).

  78. Al ejército de los Andes queda para siempre la gloria de decir: en veinticuatro días hemos hecho la campaña, pasamos las cordilleras más elevadas del globo, concluimos con los tiranos, y dimos la libertad a Chile (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Parte de Chacabuco al Director Supremo, Santiago, 28 de febrero de 1817, t. XI, p. 28).

  79. Al americano libre corresponde trasmitir a sus hijos la gloria de los que contribuyeron a la restauración de sus derechos (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Lima, 28 de julio de 1821, t. XI, p. 416).

  80. Tiempo ha que no me pertenezco a mí mismo, sino a la causa del continente americano(Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Lima, 19 de enero de 1822, t. XI, p. 577).

  81. La biblioteca destinada a la ilustración universal es más poderosa que nuestros ejércitos para sostener la Independencia (Lima, 18 de septiembre de 1822, en Carlos I. Salas: Bibliografía del General D. José de San Martín, Buenos Aires, 1910, t. II, p. 244).

  82. Perecer donde se eleve la libertad e independencia de la Patria, es la tumba más gloriosa para el bravo (A los habitantes del Perú, Valparaíso, 22 de julio de 1820, en La Estatua del General San Martín y su Inauguración, Buenos Aires, 1863, p. 190).

  83. Hombres que se abandonan a los excesos son indignos de ser libres (A los habitantes del Perú, Valparaíso, 22 de julio de 1820, en La Estatua del General San Martín y su Inauguración, p. 191).

  84. Soy enemigo de los tiranos, pero también lo soy de los malvados (A los habitantes del Perú, Valparaíso, 22 de julio de 1820, en La Estatua del General San Martín y su Inauguración, p. 191). 

  85. Perseguiré igualmente a los que atacando el orden social, sólo parecen nacidos para el oprobio y aflicción de la humanidad (A los habitantes del Perú, Valparaíso, 22 de julio de 1820, en La Estatua del General San Martín y su Inauguración, p. 191).

  86. Nuestros desvelos han sido recompensados con los santos fines de ver asegurada la independencia de la América del Sud (Lima, 23 de septiembre de 1821, en Benjamín Vicuña Mackenna: Obras Completas, Vida de San Martín, Santiago, 1938, t. VIII, p. 61).

  87. Los días de estreno de los establecimientos de ilustración, son tan luctuosos para los tiranos, como plausibles a los amantes de la libertad (Decreto fechado en Lima el 14 de septiembre de 1822).

  88. Para defender la causa de la independencia no se necesita otra cosa que orgullo nacional (Arturo Capdevilla: El Pensamiento Vivo de San Martín, Buenos Aires, 1945, Carta a Guido, p. 10).

  89. La libertad, ídolo de los pueblos libres, es aún despreciada de los siervos, porque no la conocen (Ibid., Circular a los Maestros, Mendoza, 1815, p. 36).

  90. Sean cuales fueren las vicisitudes de la presente guerra, la independencia de la América es irrevocable (Carta de San Martín a Bolívar, Lima, 29 de agosto de 1822, en Juan Bautista Alberdi: El General San Martín en 1843, París, 1844, p. 55).

  91. La América del Sud será sepultada en sus ruinas antes que sufrir la antigua dominación (Carta a Castlereagh, 11 de abril de 1818, en Gran Bretaña y la Independencia de América Latina, Buenos Aires, 1944, t. I, p. 771).

  92. La América es libre, y sus feroces rivales temblarán deslumbrados al destello de virtudes tan sólidas (Gaceta de Buenos Aires, Nº 80, 9 de noviembre de 1816).

  93. Nada debe ocuparnos sino el objeto grande de la independencia universal (Plan de Organización, 21 de octubre de 1816, en Bartolomé Mitre: Obras Completas, Buenos Aires, 1940, vol. V, p. 235).

  94. Mis débiles servicios estarán en todo tiempo prontos para la patria en cualquier peligro en que se halle (Mendoza, 4 de septiembre de 1818, Ibid., vol. V, p. 482).

  95. Mi existencia misma la sacrificaría antes que echar una mancha sobre mi vida pública, que se pudiera interpretar por ambición (Mendoza, 24 de abril de 1819, Ibid., vol. V, p. 548).

  96. Si somos libres, todo nos sobra (Mendoza, 27 de agosto de 1819, Ibid., vol. V, p. 568).

  97. La armonía que creo tan necesaria para la felicidad de la América, me ha hecho guardar la mayor moderación (Curimón de la Villa de los Andes, 28 de enero de 1819, Ibid., vol. V, p. 507).

  98. El último esfuerzo en beneficio de la América. Si éste no puede realizarse por la continuación de los desórdenes y anarquía, abandonaré el país, pues mi alma no tiene un temple suficiente para presenciar su ruina (Santiago, 3 de enero de 1820, Ibid., vol. V, p. 281).

  99. Brindo por la pronta conclusión de la guerra y por la organización de las diferentes Repúblicas del Continente (La Revista de Buenos Aires: Entrevista de Guayaquil, Buenos Aires, 1868, t. XV, p. 66).

  100. Para defender la Libertad se necesitan ciudadanos, no de café, sino de instrucción y elevación moral (Archivo General de la Nación: Carta al General Guido, 6 de enero de 1827, Legajo Nº 1, S. VII, C. 2, A 5, N.º 13).

  101. Mi corazón se va encalleciendo a los tiros de la maledicencia, y para ser insensible a ellos me he aferrado con aquella sabia máxima de Epicteto: "Si l'on dit mal de toi et qu'il soit véritable, corrige~toi : si ce sont des mensonges, ris en'' (si uno dice mal de ti y que es verdad, corrígete; si son mentiras, ríete) (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 24 de febrero de 1816, t. V, p. 532).

  102. Estoy convencido, que la pasión del mando es en lo general, lo que con más imperio domina al hombre (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Bruselas, 21 de junio de 1827, t. VI, p. 529).

  103. Los hombres no viven de ilusiones sino de hechos (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, París, 1 de febrero de 1833, t. VI, p. 571).

  104. La calumnia, como todos los crímenes, no es sino obra de la ignorancia y del discernimiento pervertido (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Proclama a los Habitantes de las Provincias del Río de la Plata, Valparaíso, 22 de julio de 1820, t. VII, p. 214).

  105. No he tenido más ambición que la de merecer el odio de los ingratos y el aprecio de los hombres virtuosos. (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Proclama a los Habitantes de las Provincias del Río de la Plata, Valparaíso, 22 de julio de 1820, t. VII, p. 218).

  106. El camino más seguro de llegar a la cabeza es empezar por el corazón (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Santiago, 1 de enero de 1819, t. VII, p. 163).

  107. El hombre bajo todo gobierno será el mismo, es decir, con las mismas pasiones y debilidades (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Grand-Bourg, 26 de septiembre de 1846, t. IX, p. 399).

  108. Los hombres distamos de opinión como de fisonomías, y mi conducta, en el tiempo en que fuí hombre público, no pudo haber sido satisfactoria a todos (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Borrador autógrafo, t. IX, p. 512).

  109. No en los hombres es donde debe esperarse el término de nuestros males: el mal está en las instituciones (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Bruselas, 8 de marzo de 1830, t. IX, p. 355).

  110. He mirado a mis enemigos con indiferencia o desprecio, mas me ha sido imposible tener igual filosofía con los que he conceptuado ser mis amigos (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Borrador autógrafo, 28 de agosto de 1827, t. IX, p. 536). 

  111. En cuanto a mi conducta pública, mis compatriotas, como en lo general de las cosas, dividirán sus opiniones: los hijos de éstos darán el verdadero fallo (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Proclama a los Peruanos, Pueblo Libre, 20 de septiembre de 1822, t. X, p. 357).

  112. La ilustración y fomento de las letras son las llaves maestras que abren las puertas de la abundancia y hacen felices a los pueblos (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Al Cabildo de la capital de Chile, Mendoza, 17 de marzo de 1817, t. X, p. 440).

  113. Ser feliz es imposible, presenciando los males que afligen a la desgraciada América (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, París, 26 de diciembre de 1835, t. X, p. 46).

  114. Yo no puedo ser sino un instrumento accidental de la justicia y un agente del destino (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Proclama a los limeños, Santiago, 13 de noviembre de 1818, t. XI, p. 198).

  115. El objeto de la guerra es el de conservar y facilitar el aumento de la fortuna de todo hombre pacífico y honrado (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Proclama a los limeños, Santiago, 13 de noviembre de 1818, t. XI, p. 200).

  116. Ningún sacrificio ha sido grande para mi corazón, porque aun el esplendor de la victoria es una ventaja subalterna para quien sólo suspira por el bien de los pueblos (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Proclama a los peruanos, t. XI, p. 257).

  117. Los sucesos más brillantes de la guerra, y las empresas más gloriosas del genio de los hombres, no harían más que excitar en los pueblos un sentimiento de admiración mezclado de zozobra, si no entreviesen por término de todas ellas la mejora de sus instituciones, y la indemnización de sus sacrificios (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Reglamento Provisional que establece la demarcación del territorio que ocupa el Ejército Libertador, Huaura, 12 de febrero de 1821, t. XI, p. 331).

  118. Mi nombre es ya bastante célebre para que yo lo manche con la infracción de mis promesas (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Lima, 4 de agosto de 1821, t. XI, pp. 424-425).

  119. Buscaré en el retiro el seno de la paz, y en cada día que abrace a un viejo soldado del Ejército Libertador, recibiré la más dulce recompensa de todos mis trabajos (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Proclama al Ejército Libertador, Lima, 24 de agosto de 1821, t. XI, pp. 455-456).

  120. El nombre del general San Martín ha sido más considerado por los enemigos de la independencia, que por muchos de los americanos a quienes ha arrancado las viles cadens que arrastraban (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Mendoza, 28 de febrero de 1823, t. XII, p. 294).

  121. Mi juventud fué sacrificada al servicio de los españoles, mi edad media al de mi patria, creo que tengo derecho de disponer de mi vejez (Documentos del Archivo del General San Martín, Buenos Aires, 1910, Lima, 25 de agosto de 1822, t. V, p. 517).

  122. No esperemos recompensa de nuestras fatigas y desvelos, y sí sólo enemigos: cuando no existamos, nos harán justicia (Carta a O'Higgins, 31 de diciembre de 1821, en Benjamín Vicuña Mackenna: Obras Completas, Vida de San Martín, Op. cit., t. VIII, p. 47).

  123. Declaro no deber, ni haber jamás debido nada a nadie (Testamento del General San Martín, Cláusula quinta).

  124. El que se ahoga no repara en lo que se agarra (Adolfo P. Carranza: Correspondencia del General San Martín, Op. cit., Montevideo, 5 de abril de 1829, p. 17).

  125. Cuando uno considera que tanta sangre y sacrificios no han sido empleados sino para perpetuar el desorden y la anarquía, se llena el alma del más cruel desconsuelo  (Adolfo P. Carranza: Correspondencia del General San Martín, Op. cit., París, 20 de marzo de 1831, p. 22).

  126. Los hombres en general juzgan de lo pasado según su verdadera justicia, y de lo presente según sus intereses  (Adolfo P. Carranza: Correspondencia del General San Martín, Op. cit., Montevideo, 14 de abril de 1829, p. 153).

  127. Un solo caso podría llegar en que yo desconfiase de la salud del país, esto es, cuando viese una casi absoluta mayoría en él por someterse, otra vez, al yugo de los españoles  (Adolfo P. Carranza: Correspondencia del General San Martín, Op. cit., Montevideo, abril de 1829, p. 155).

  128. Las consecuencias más frecuentes de la anarquía son las de producir un tirano  (Adolfo P. Carranza: Correspondencia del General San Martín, Op. cit., Montevideo, abril de 1829, p. 155).

  129. De los tres tercios de habitantes de que se compone el mundo, dos y medio son necios y el resto pícaros, con muy poca excepción de hombres de bien  (Adolfo P. Carranza: Correspondencia del General San Martín, Op. cit., Bruselas, 18 de diciembre de 1827, p. 170; Año 1826, según original en el Archivo General de la Nación).

  130. He tenido la desgracia de ser hombre público  (Adolfo P. Carranza: Correspondencia del General San Martín, Op. cit., Bruselas, 18 de diciembre de 1827, p. 171).

  131. La conciencia es el mejor y más imparcial juez que tiene el hombre de bien, pero no para depositar una confianza que nos pueda ser funesta  (Adolfo P. Carranza: Correspondencia del General San Martín, Op. cit., 18 de diciembre de 1827, p. 172). 

  132. Para un hombre de virtud, he encontrado dos mil malvados  (Adolfo P. Carranza: Correspondencia del General San Martín, Op. cit., Bruselas, 18 de diciembre de 1827, p. 172).

  133. La ambición es respectiva a la condición y posición en que se encuentran los hombres, y hay alcalde de lugar que no se cree inferior a un Jorge IV  (Adolfo P. Carranza: Correspondencia del General San Martín, Op. cit., Montevideo, 27 de abril de 1829, p. 174).

  134. En medio de una vida absolutamente aislada, gozo de una tranquilidad que doce años de revolución me hacían desear  (Adolfo P. Carranza: Correspondencia del General San Martín, Op. cit., Grand-Bourg, 13 de julio de 1837, p. 176).

  135. En muchas cosas, la dicha no es un bien real, sino imaginario  (Adolfo P. Carranza: Correspondencia del General San Martín, Op. cit., Grand-Bourg, 30 de agosto de 1842, p. 199).

  136. Por regla general los revolucionarios de profesión son hombres de acción y bullangueros; por el contrario los hombres de orden no se ponen en evidencia sino con reserva  (Adolfo P. Carranza: Correspondencia del General San Martín, Op. cit., Boulogne-Sur-Mer, 11 de septiembre de 1848, p. 299).

  137. Si algún servicio tiene que agradecerme la América, es el de mi retirada de Lima  (Adolfo P. Carranza: Correspondencia del General San Martín, Op. cit., Boulogne-Sur-Mer, 11 de septiembre de 1848, p. 297).

  138. No hay bien cumplido en esta vida (Lima, 23 de septiembre de 1821, en Benjamín Vicuña Mackenna: Obras Completas, ...cit., t. VIII, p. 62).

  139. Ya veo el término a mi vida pública, y voy a tratar de entregar esta pesada carga a manos seguras, y a retirarme a un rincón a vivir como hombre (Lima, 23 de septiembre de 1821, en Benjamín Vicuña Mackenna: Obras Completas, ...cit., t. VIII, p. 61).

  140. Es necesario tener toda la filosofía de un Séneca, o la impudicia de un malvado para ser indiferente a la calumnia (Adolfo P. Carranza: Correspondencia del General San Martín, Op. cit., Montevideo, 27 de abril de 1829, p. 173).

  141. Serás lo que hay que ser, si no no eres nada (Adolfo P. Carranza: Correspondencia del General San Martín, Op. cit., Bruselas, 18 de diciembre de 1827, p. 171).

  142. Si no hay arbitrio de olvidar las injurias, porque este acto pende de mi memoria, a lo menos he aprendido a perdonarlas, porque este acto depende de mi corazón (Adolfo P. Carranza: Correspondencia del General San Martín, Op. cit., Montevideo, 27 de abril de 1829, p. 173). 

  143. He estado, estoy y estaré en la firme convicción de que toda la gratitud que se debe esperar de los pueblos en revolución, es solamente el que no sean ingratos (Adolfo P. Carranza: Correspondencia del General San Martín, Op. cit., Montevideo, 27 de abril de 1829, p, 173).

  144. Para los hombres de coraje se han hechos las empresas (Bartolomé Mitre: Obras Completas, Buenos Aires, 1940. Mendoza, 12 de abril de 1816, vol. V, p. 254).

  145. Tan injusto es prodigar premios como negarlos a quien los merece (Bartolomé Mitre: Obras Completas, Buenos Aires, 1940. Lima, 9 de agosto de 1821, vol. V, p. 615).

  146. Mi mejor amigo, es el que enmienda mis errores o reprueba mis desaciertos (Bartolomé Mitre: Obras Completas, Buenos Aires, 1940. Lima, 9 de agosto de 1821, vol. V, p. 615).

  147. César habría hecho morir al nieto de Pompeyo si no hubiese escuchado un buen consejo (Bartolomé Mitre: Obras Completas, Buenos Aires, 1940. Lima, 9 de agosto de 1821, vol. V, p. 615).

  148. Al hombre honrado no le es permitido ser indiferente al sentimiento de la justicia (Documentos del Archivo del General San Martín, Op. cit., Pisco, 14 de octubre de 1820, t. VII, p. 219).

  149. Nada suministra una idea para conocer a los hombres como una revolución (Adolfo P. Carranza: Correspondencia del General San Martín, Op. cit., Bruselas, 13 de febrero de 1827, p. 169).

  150. Más ruido hacen diez hombres que gritan que cien mil que están callados (Adolfo P. Carranza: Correspondencia del General San Martín, Op. cit., Boulogne-Sur-Mer, 11 de septiembre de 1848, p. 299).

Fuente: El Legado de San Martín. Pensamientos, máximas, sentencias. Instituto Nacional Sanmartiniano, Buenos Aires, 2008.

En relación a las siguientes frases atribuídas a San Martín y profusamente difundidas en las redes:

a) "La soberbia es una discapacidad que suele afectar a pobres infelices mortales que se encuentran de golpe con una miserable cuota de poder".

b) "Robar es un delito, pero arruinar el país es traicionar a la Patria"

No tenemos registro de las mismas en la amplia documentación por nosotros conocida, y por ende hasta el momento no nos consta hayan sido pronunciadas por el Libertador de América General José de San Martín.

Recursos
  • PDF El Legado de San Martín : El Legado de San Martín. Pensamientos, máximas, sentencias. Instituto Nacional Sanmartiniano, Buenos Aires, 2008